Los gatos me gustan mucho. Y no me limito solo a una raza determinada de gatos, sino en general a toda su especie. Estos animales me interesan tanto por su estructura corporal y sus orígenes, como
por el extraordinario uso de los sentidos que tienen.
Me resulta especialmente interesante que los gatos no tengan ningún problema con su perfecta visión espacial y su cálculo exacto de distancias, con un impresionante ángulo de visión de hasta 220
grados. El oído de los gatos es auténticamente sensible, capaz de alcanzar hasta 10,5 octavas. Y ¿cómo es posible que los gatos no tengan absolutamente ningún vértigo y que al caer caigan siempre
sobre sus patas? Sin embargo, el olfato no lo tienen tan desarrollado pero se las apañan perfectamente para suplir este déficit con un desarrollado sentido del tacto con sus patas, sus bigotes, los
labios y otros receptores distribuidos por toda la superficie del cuerpo.