La energía solar es el candidato más fuerte: podría ser una fuente relativamente barata para una base lunar.
Un reactor de fisión nuclear podría abastecer la mayor parte de las exigencias de energía de la base, o bien podrían utilizarse generadores termoeléctricos de radioisótopos como fuentes de energía de reserva o emergencia para colonias abastecidas solarmente.
Un asentamiento permanente probablemente incluirá invernaderos para cultivar comida para los colonos.
Con el fin de aclarar la incógnita sobre la presencia de agua en la Luna, en 2009 se lanzó la misión estadounidense LCROSS, que al impactar en la superficie lunar evaporó más de 100 litros de agua, despejando así definitivamente las dudas sobre la existencia de este elemento en nuestro satélite.
A pesar de ello, se siguen estudiando alternativas, como la posibilidad de fabricar agua a partir del hidrógeno y el oxígeno presentes en la superficie lunar: en 2009, un sistema de obtención de oxígeno a partir de óxidos metálicos presentes en la Luna entró en fase de experimentación con resultados prometedores.