La Agencia Espacial Europea (ESA) aseguró en 2020 que el polvo lunar (o regolito) podría usarse para crear oxígeno artificial. En un principio, señalaron que los primeros habitantes del satélite natural de la Tierra deberían recolectar regolito, ya que con el polvo lunar recogido en las misiones Apollo se descubrió que está compuesto por oxígeno en un 40-45%.
Para crear O2, los astronautas deberán calentar el regolito a una temperatura de 950º mediante la electrólisis de sales fundidas en un recipiente metálico en el que el cloruro cálcico funcione como electrolito. Este proceso no hará que el polvo lunar se funda, pero sí que el oxígeno se pueda extraer.
Con las muestras lunares en sus laboratorios, los científicos chinos se dispusieron a encontrar la forma de extraer o convertir el agua dentro de las rocas de manera eficiente. Sin entrar en detalles, el blog de la Academia China de las Ciencias reporta que fundir un gramo de regolito lunar enriquecido con hidrógeno puede liberar entre 51 y 76 mg de agua. “En otras palabras, una tonelada de regolito lunar podría producir más de cien botellas de 500 ml de agua potable”, afirma el académico.
La clave del plan es la fundición del suelo de la Luna y el aprovechamiento del hidrógeno que viene de fuera. Cuando las rocas se calientan por arriba de los 926 °C (o 1,200 °K), el contenido enriquecido con hidrógeno proveniente del Sol puede reagruparse para formar agua aprovechable.
Después, el dióxido de carbono exhalado por los visitantes (o habitantes) de la Luna se capta y se combina con el hidrógeno de la electrólisis del agua. El proceso produce hidrocarburos como el metano (el clásico ‘gas natural’), que podría utilizarse como combustible.