Jose M. Cárdenas Contreras
Jose M. Cárdenas Contreras

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Filosofía de la Teoría de la Felicidad Cuantizada

 

Todos somos iguales de felices.

 

Entendemos felicidad como la vivencia de un estado anímico alegre durante un periodo de tiempo.

 

Al igual que infelicidad es la vivencia de un estado anímico triste durante un periodo de tiempo.

 

Al final de nuestras vidas todos habremos vivido una cantidad de felicidad que será exactamente igual a nuestra propia cantidad de infelicidad vivida, es decir, es como si al final nos quedásemos "neutros".

 

Estamos hablando de la discretización de la felicidad (y por tanto también de los estados de ánimo).

 

Al hombre le llegan paquetitos (dosis o cuantos) de felicidad que se han de neutralizar con otros paquetitos de No felicidad (=infelicidad). Lo único que cambia en las personas es la forma en que se distribuyen estos paquetitos o cuantos de felicidad a lo largo de sus vidas.

 

No es más feliz quien tenga una vida más larga porque vivirá tal vez mas cantidad de felicidad pero tambien tendrá que vivir su cantidad de infelicidad correspondiente.

 

Por tanto la suma de la felicidad de un idividuo mas su propia infelicidad se neutralizará y el resultado total al final de su vida será CERO. Balance de felicidad a la hora de nuestra muerte = 0.

 

Hay que distinguir los sentimientos (felicidad, amor...) de los estados anímicos (alegre, enamorado...).

 

Esta teoría surge como consecuencia de un equilibrio químico (somos "pura química") al que estamos sometidos todos aquellos que vivimos bajo la capa atmosférica de la Tierra. Todo es química y fuerzas.

 

Somos como "electrones que giran alrededor de un núcleo".

 

Somos materia (el hombre es una máquina que a penas tiene alma) en un perfecto equilibrio en el que como decían los materialistas ilustrados sólo hay segregaciones de sustancias.

 

Se niega de esta forma el concepto de sentimiento como algo mágico y exclusivo del hombre (los animales también sienten). El instinto de supervivencia junto al de perpetuación de la especie nos recuerdan que no somos mas que simples animales.

 

Para la demostración empírica de esta hipótesis tendríamos que hacer un seguimiento exaustivo a varios individuos desde que nacen hasta el final de sus dias "midiendo" (anotando sus reacciones y expresiones ante la vida) constantemente sus estados de ánimo.

 

 

 

*Ejemplo:

 

Supongamos que un niño muere a los dos años de vida, ese niño ha podido tener un año bueno y otro malo, o tal vez otra distribución de días que al final se haya neutralizado:

 

100 dias malos, después 50 buenos, seguidos de 165 dias malos, después 50 buenos, mas 100 malos y por último 265 dias buenos.

 

(100 + 165 + 100)· Malos = (50 + 50 + 265)· Buenos = 2 años

 

 

 

*Esta teoría se confirma con numerosos dichos y refranes:

 

- El que ríe el último ríe mejor

 

- Los ricos también lloran

 

- La suerte de la fea la guapa la desea

 

- Todos los guapos son tontos

 

- Todos los gordos son graciosos

 

- Todos los empollones son feos, repelentes y con gafas

 

. . .

 

 

 

*El hombre sólo elige formas de vivir:

 

Igual de feliz es el "pobre" albañil de vida sencilla que el "rico" ingeniero sentado en su despacho.

 

No por esto hay que dejar de estudiar ya que al albañil le llegarán problemas que el ingeniero nunca tendrá y al contrario, el igeniero se enfrentará a problemas que el albañil nunca verá.

 

*Es fácil caer en la tentación de creer que será más feliz aquel que sea guapo, inteligente y conduzca un deportivo, pero probablemente este individuo también tenga problemas con la justicia, su esposa, las drogas o alguna enfermedad. Piense en la cantidad de cantantes que se suicidan cuando parecen estar en la mejor etapa de sus vidas, los reyes malafamados de la historia,...

 

 

 

*Según Aristóteles la felicidad no puede ser alcanzada por...

 

-Placer (el hombre no se ha de rebajar al nivel de los animales)

 

-Riqueza (es el medio pero no el fin)

 

-Honor (está mas en quien lo concede que en quien lo recibe)

 

 

 

*La felicidad relativa (lo que para unos es gratificante para otros puede no serlo):

 

Hay que fijarse en las proporciones, tal vez a un hombre millonario no le haga tanta ilusión que le regalen un coche más como a un niño hambriento y desamparado un caramelo.

 

Algo parecido ocurre con las preocupaciones, alguien que se encuentre ociosa durante mucho tiempo y roce con peligro altos grados de aburrimiento pronto se buscará complicaciones innecesarias que se le harán un mundo, también ocurre el efecto contrario con la cierta despreocupación que muestran los "demasiado preocupados" ante un problema más (cirujanos, presidentes de Estados...).

 

 

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© José Manuel Cárdenas Contreras